La salud de millones de personas podría estar en riesgo debido a que las plantas medicinales que se usan para preparar remedios tradicionales, como los fármacos para luchar contra el cáncer y la malaria, están siendo sobreexplotadas. "La pérdida de la diversidad de las plantas medicinales es casi un desastre", asegura Sara Oldfield, secretaria general de la organización no gubernamental Botanic Gardens Conservation International. La mayoría de la población mundial, incluido el 80 por ciento de todos los pueblos africanos, confía en los resultados de las medicinas herbales derivadas en gran parte de las plantas silvestres. Pero unas 15.000 de las 50.000 especies medicinales disponibles en la naturaleza están en peligro de extinción, según revela un informe de la organización internacional Plantlife difundido esta semana. Se ha registrado escasez de especies en China, la India, Kenia, Nepal, Tanzania y Uganda. La explotación comercial excesiva es lo que más daño está produciendo, aunque la contaminación, la competencia con especies invasivas y la destrucción del hábitat también agravan el problema. "Los recolectores con fines comerciales generalmente recogen las plantas medicinales con muy poco cuidado de su sustentabilidad -señala el informe de Plantlife-. Eso puede ser en parte por ignorancia, pero sucede principalmente porque esa recolección está desorganizada y es competitiva."
En busca de soluciones
Los árboles medicinales en riesgo incluyen el Tejo del Himalaya ( Taxus wallichiana ), que sirve para producir el anti cancerígeno paclitaxel; un árbol de la familia de las caneláceas ( Warburgia ), que da lugar a un medicamento contra la malaria, y la cereza africana ( Prunus africana ), cuyo extracto se usa para tratar una enfermedad de la próstata. Otras especies son Nothapodytes foetida , un árbol pequeño del sur de la India y Sri Lanka que se usa en Europa para producir fármacos oncológicos; Saussurea lappa , cuya raíz se usa en la India para preparar remedios para trastornos crónicos de la piel, y Fritillaria cirrhosa , de China, que sirve para controlar infecciones respiratorias.
La solución, asegura el autor del informe, Alan Hamilton, es proporcionarles a las comunidades locales incentivos para proteger esas plantas. Diez proyectos analizados por Plantlife en la India, Paquistán, China, Nepal, Uganda y Kenia demostraron que ese enfoque puede dar muy buenos resultados. En Uganda, el proyecto permitió asegurar el suministro sustentable de tratamientos económicos contra la malaria, mientras que en China se logró crear por primera vez una reserva de plantas medicinales dirigida por la comunidad. "Mejorar la salud, asegurar un ingreso económico y mantener las tradiciones culturales son objetivos importantes en el proceso de motivación de las personas para garantizar la conservación de las plantas medicinales y de los hábitats -indica Hamilton-. Para defender la conservación hay que trabajar con lo que le interesa a la población." Ghillean Prance, ex director del Jardín Botánico Real de Kew, en Londres, opina también que las plantas medicinales necesitan protección urgente. "No se está haciendo lo suficiente -dijo-. Los seres humanos tendemos a destruir todas aquellas plantas que nos son más útiles."
En busca de soluciones
Los árboles medicinales en riesgo incluyen el Tejo del Himalaya ( Taxus wallichiana ), que sirve para producir el anti cancerígeno paclitaxel; un árbol de la familia de las caneláceas ( Warburgia ), que da lugar a un medicamento contra la malaria, y la cereza africana ( Prunus africana ), cuyo extracto se usa para tratar una enfermedad de la próstata. Otras especies son Nothapodytes foetida , un árbol pequeño del sur de la India y Sri Lanka que se usa en Europa para producir fármacos oncológicos; Saussurea lappa , cuya raíz se usa en la India para preparar remedios para trastornos crónicos de la piel, y Fritillaria cirrhosa , de China, que sirve para controlar infecciones respiratorias.
La solución, asegura el autor del informe, Alan Hamilton, es proporcionarles a las comunidades locales incentivos para proteger esas plantas. Diez proyectos analizados por Plantlife en la India, Paquistán, China, Nepal, Uganda y Kenia demostraron que ese enfoque puede dar muy buenos resultados. En Uganda, el proyecto permitió asegurar el suministro sustentable de tratamientos económicos contra la malaria, mientras que en China se logró crear por primera vez una reserva de plantas medicinales dirigida por la comunidad. "Mejorar la salud, asegurar un ingreso económico y mantener las tradiciones culturales son objetivos importantes en el proceso de motivación de las personas para garantizar la conservación de las plantas medicinales y de los hábitats -indica Hamilton-. Para defender la conservación hay que trabajar con lo que le interesa a la población." Ghillean Prance, ex director del Jardín Botánico Real de Kew, en Londres, opina también que las plantas medicinales necesitan protección urgente. "No se está haciendo lo suficiente -dijo-. Los seres humanos tendemos a destruir todas aquellas plantas que nos son más útiles."
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