La vareniclina es más eficaz que los parches de nicotina para dejar de fumar.


(Champix ® – Lab. Pfizer)
Las posibilidades de éxito para dejar de fumar son 1,7 veces más altas con vareniclina que con los parches de nicotina, según un estudio multicéntrico que publica la revista Thorax.
La experiencia del Hospital de Bellvitge, en Barcelona, confirma la eficacia de esta opción terapéutica.
El tratamiento con vareniclina para la deshabituación tabáquica aumenta la probabilidad
de éxito al finalizar la terapia en 1,7 veces frente a los parches de nicotina, según un estudio multicéntrico que publica el último número de Thorax.

Se trata de un ensayo clínico de fase III en el que han participado 746 pacientes de 24 centros de Europa y Estados Unidos. Los resultados indican que los fumadores que toman vareniclina tienen un 56 por ciento de probabilidades de dejar de fumar al finalizar el tratamiento de 12 semanas, en comparación con el 43 por ciento con el parche transdérmico de nicotina.
Después de la terapia farmacológica, los pacientes continúan con un seguimiento de orientación y apoyo psicológico. A los doce meses, el 26 por ciento de los que habían tomado vareniclina seguían abstinentes, frente al 20 por ciento de los que recibieron el parche de nicotina.

El principal autor, Henri-Jean Aubin, del Hospital Emile Roux, de París (Francia), ha explicado que la vareniclina es un bloqueador de los receptores nicotínicos que consigue reducir la ansiedad, los síntomas de abstinencia y la satisfacción que produce el tabaco.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, actualmente hay unos 1.300 millones de personas en todo el mundo que fuman.
Se estima que menos del 5 por ciento de los fumadores que intentan dejarlo lo consiguen únicamente con su fuerza de voluntad.

Experiencia en Bellvitge.

José María Ramón Torell, jefe del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital de Bellvitge, en Barcelona, ha explicado que un año después de la aprobación de vareniclina se han incrementado en un 40 por ciento los tratamientos exitosos de deshabituación tabáquica en su centro. En concreto, a los doce meses de seguimiento el 62,3 por ciento de los pacientes se han mantenido abstinentes frente al 48 por ciento de los que están usando parches de nicotina.
En la unidad de tabaquismo de este centro se trata a más de 500 pacientes cada año y las probabilidades de éxito van en aumento, "aun en pacientes que no están motivados".

En los últimos diez años las herramientas sustitutivas con nicotina, como los chicles y los parches, han sido de gran utilidad para la deshabituación tabáquica, pero "ahora contamos con un arsenal terapéutico que nos permite personalizar el tratamiento según las características del paciente y elevar la probabilidad de acertar". La vareniclina es un agonista parcial que tiene un doble efecto en el cerebro, ya que bloquea los receptores de la nicotina y disminuye el efecto de recompensa asociado al consumo de esta sustancia.

El mecanismo de acción de la vareniclina podría ser de utilidad en el tratamiento de otras adicciones. Un estudio experimental realizado en el Centro Ernest Gallo de la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos) y publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences sugiere que este medicamento podría combatir también la dependencia al alcohol (ver DM del 11-VII-2007).
Los investigadores descubrieron que la vareniclina en dosis similares a las utilizadas para dejar de fumar condujo a una reducción en la autoadministración de alcohol en ratas entrenadas para beber de forma voluntaria.

Controversia en pacientes depresivos.

Hace unos meses la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) recomendó modificar el prospecto y la ficha técnica de la vareniclina, comercializada por Pfizer bajo el nombre de Champix, debido a que se detectaron algunos casos de síntomas depresivos que incluían comportamiento suicida en pacientes en tratamiento para dejar de fumar. Esta recomendación la había hecho pública previamente el Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP).

Al respecto, José María Ramón Torell ha informado de que en la Unidad de Tabaquismo del Hospital de Bellvitge, de Barcelona, no se ha registrado ningún caso de este tipo.
La depresión y el tabaquismo forman un binomio cada vez más consolidado.
Por una parte, las personas depresivas son un 60 por ciento más propensas a fumar que el resto de la población. Asimismo, los fumadores tienen una mayor predisposición a desarrollar sintomatología depresiva.

En opinión de Ramón, la vareniclina no potencia la sintomatología depresiva y se puede administrar incluso a pacientes con depresión clínica pero que no hayan tenido ideaciones suicidas, en cuyo caso la prescripción de este fármaco sí estaría contraindicada.

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